DOMINGRILLA

LA OCURRENCIA DEL MUSEO
PROPUESTAS DE LA CUATROTÉ
EL MINIMALISMO DEL ALCALDE

FRANCISCO CHIQUETE


Sinaloa volvió a ser noticia mundial a causa del narcotráfico. No fue por fortuna la ocurrencia de una masacre ni el descubrimiento de laboratorios clandestinos o un decomiso importante, pero fue casi tan grave como eso: el anuncio de un alcalde que quiere construir un museo al narco, para atraer turismo a su tierra.
Esta barbaridad verdadero monumento a la estulticia, le dio la vuelta al mundo con la velocidad de las redes sociales. Medios formales e informales abordaron el asunto y se lanzaron a hacer entrevistas a la población, que como en todos los temas del país, mostró divisiones, porque efectivamente, esa nefasta actividad tiene sus partidarios, a veces hasta inocentes.
José Paz López, el alcalde de Badiraguato, luego trató de aclarar que no dijo lo que dicen que dijo, aunque los videos lo muestran claramente entusiasmado y convencido de su barbaridad. Espera que con eso vaya gente a Badiraguato y gaste su dinero, atraído precisamente por la oferta de ver cómo es que se recuerda ahí a los llamados grandes capos y su oriundez.
Uno puede pensar en que se trata de la inexperiencia o la impreparación de este joven presidente municipal, pero infortunadamente son muchas ya las señales de que la clase políticas actual, de todos los niveles, está dispuesta a aprovecharse de todas las debilidades de la sociedad para granjearse al electorado.
Son más que conocidos los episodios de septiembre anterior en Culiacán, donde un evento del Instituto Municipal de Cultura para festejar el aniversario de la ciudad, cerró con un grupo norteño que apoyó su presentación con un video en que el Chapo Guzmán aparecía a toda pantalla con ciertas consideraciones positivas; también el de Mazatlán, con un grupo de empleados municipales que en sus oficinas de trabajo hicieron una “fiesta buchona” en la que decoraron con supuestas pacas de dinero y armas largas falsas, como se percibe que festejan los narcos.
Pero así como esas, hay muchas muestras de acciones oficiales en las que se rinde homenaje a la narcocultura. El pasado carnaval de Mazatlán tuvo varios apuntes de ese tipo, y en el ISIC hubo otro caso discutido sobre un cantante que convirtió un arma larga en guitarra, “para ironizar” sobre la belleza que puede salir de algo tan malo.
Pero todo eso palidece ante la contratación presidencial de Los Tigres del Norte, quienes ante un lleno total del zócalo, se dieron el gusto de cantar su viejo éxito del Jefe de jefes, una apología del delito y de los delincuentes, como si esos fuesen los valores que debemos exaltar. Aunque se diga que fue una entre muchas otras canciones, la verdad es que esos descuidos nos muestran el gran avance que tienen esas manifestaciones en la vida pública del país.
Y si eso ocurre a ojos vistas ¿qué no sucederá en el interior del gobierno? La política de abrazos y no balazos está desangrando a la nación, pero el presidente insiste en que no habrá cambios porque “estamos teniendo resultados”.
Durante la semana pasada corrió por las redes sociales un supuesto anuncio oficial de que el presidente iría de nuevo a Badiraguato, y que estaba cancelado el acceso a medios informativos e incluso al equipo presidencial que toma y distribuye los videos con que se informa de las actividades de López Obrador.
En realidad el viaje no existió, pero como el presidente gusta provocar la discusión defendiendo su cercanía a esa tierra tan señalada, la falsa nota prendió y generó encendidos debates. Nadie sabe aún de dónde salió. Como pudo ser de los enemigos políticos que buscan cómo destruir al mandatario, pudo ser de su propio equipo sólo para hacer que la oposición cayera en una discusión estéril basada en un hecho inexistente.
Si los políticos están dispuestos a explotar incluso ese punto tan nefasto y doloroso para quedar bien con la gente, la propia sociedad debe reaccionar y exigir que cambien esas conductas. Que un ciudadano común se deje deslumbrar por el falso oropel de la vida bandida ya es lamentable, pero que lo hagan los políticos porque quieren quedar bien con los encandilados, y a lo mejor hasta con los propios narcos, ya es algo que no nos podemos permitir.
Por fortuna el gobernador Rubén Rocha Moya salió inmediatamente a atajar este proyecto. Su twitt decía: “no comparto en lo absoluto, y rechazo enfáticamente, la idea de construir un museo del narcotráfico en Badiraguato. El municipio en el que nací, se distingue históricamente por la vocación de trabajo, la bondad y la lealtad de su gente”.
Ojalá que con esto baste para que se detengan estas expresiones absurdas, que entiendan que ser gobierno no es carta libre para hacer tantas barbaridades como se les ocurran. José Paz López, el alcalde, pensaba gastar ahí quince millones de pesos, como si su municipio no tuviese necesidades más urgentes.
Aunque parezca una generalización, la verdad es que las propuestas surgidas de la clase política morenista van del absurdo a lo caricaturesco.
Ahí está el asunto de cambiar el nombre al Triángulo Dorado, por el del “triángulo de la bondad”: combatan al narco, combatan la inseguridad, faciliten la generación de empleos dignos, y no necesitarán andar bautizando nada.
Otro distinguido cuatroteísta, el diputado Serapio Vargas Ramírez, lanzó mundialmente su proyecto de la Bichis Beach, una playa nudista en un terreno costero de su propiedad en el municipio de Navolato. Vargas no se ha distinguido durante el año que lleva como legislador, pero al menos ya ha tenido sus cinco minutos de gloria con este anuncio en que aún mantiene esperanzas.
Y por supuesto, está el esplendoroso proyecto del Museo del Narco.
Increíblemente el tema del museo fue defendido en el senado por el priísta Mario Zamora. Sí fue ironía, le salió muy mal.
SECTARIOS HASTA LA MUERTE
Como cada año, el Congreso del Estado participó de la tradición mexicana de honrar a los muertos con una ofrenda floral y otros motivos artísticos alusivos a esta conmemoración. En esta ocasión dedicó el recuerdo a luchadores sociales de izquierda como Román Rubio López, Esteban López Beltrán, Lourdes Martínez Huerta, Patricio Guillén Zavala y Rogelio Zamora Espitia, así como al personal de salud que perdió la vida dando la batalla contra el Covid 19.
Los luchadores de izquierda fueron siempre reprimidos por el gobierno mexicano y combatidos peor que a delincuentes, por eso es muy positivo que hoy se recuerden sus luchas. Don Patricio Guillén, particularmente, realizó su labor de organización campesina y obrera bajo condiciones muy adversas y nunca se rajó.
Pero ceñirse a una orientación política cuando hay mucho ciudadano víctima de la mala calidad en la seguridad, tantos perseguidos por defender al medio ambiente y tantas mujeres asesinadas por un machismo exacerbado al que sólo se ve pasivamente, sólo muestra una estrechez de miras. Los diputados, independientemente de los partidos por los que hayan llegado y de la tendencia política en que militen, deben ser representantes de toda la sociedad en su conjunto.
Mucho bien hubieran hecho los diputados morenistas exigiendo auténticamente mejores condiciones de trabajo para el personal de salud que se contagió del Covid por no tener ni los medios de protección ni las instalaciones adecuadas, pero como era responsabilidad del gobierno federal, que por supuesto es morenista, mejor no hicieron olas. Y los diputados opositores prefirieron hacer política con el tema antes que presionar auténticamente por cambiar esas condiciones.
Román Rubio López y Esteban López Beltrán fueron arteramente asesinados en el marco de la elección del año pasado. La anterior legislatura -la LXIII- emitió una severa condena a estos acontecimientos y exigió justicia pronta, así como políticas públicas más eficaces para garantizar el derecho de las y los sinaloenses a una vida libre de violencia y de respeto a los derechos humanos.
Pasaron los cuatro últimos meses del gobierno anterior y no se hizo justicia, pero ha pasado ya un año del gobierno actual, y el caso sigue en las mismas. ¿No habría sido un mejor homenaje presionar por el arribo de esa justicia tan esquiva?
DE LA DESMESURA
AL MINIMALISMO
Después del tormentoso gobierno encabezado por Luis Guillermo Benítez Torres, que iba de desmesura en desmesura, el sustituto Edgar Augusto González parece empeñado en ejercer el minimalismo, con un gabinete en que no hay mucha experiencia ni mucho menos brillantez. Se han buscado perfiles más bien burocráticos que presencias de calidad probada o al menos cn cierto conocimiento entre la comunidad (no las élites, sino en la comunidad).
El gobernador Rubén Rocha Moya será quien saque la cara por esta administración, lo que no parecería ser un mal plan, pero con lo complicado que es gobernar todo un estado, echarle más cargas al mandatario estatal para solucionar las carencias municipales, es otro exceso, como se está demostrando en Culiacán, donde la gente empieza a desesperarse por la falta de respuestas.
Por lo pronto se anuncian algunas obras, en un paquete que sólo incluye una realmente fundamental: un paso elevado en un crucero muy conflictivo. Las demás son centros comunitarios que nunca sobran, pero que tampoco parecen ser la solución a una problemática muy extendida.
Hay que decir sin embargo que dentro de ese espectro mínimo, casi inapreciable de la nueva administración municipal, hubo un “piccolo ditaglio”: ante la falta de recursos para hacer obra y resolver las necesidades de la ciudad, el alcalde salió a la calle y dio el banderazo para liberar de nuevo los cajones de estacionamiento que habían sido cancelados en derredor del Palacio Municipal.
La carencia en ese renglón sigue siendo infinita, pero ese era uno de los agravios que la sociedad recibió de la administración anterior. La gente sentía que a obligaban a pagar los servicios de una empresa de estacionamientos, que viene en efecto a atender una necesidad grande, pero como dice la propia gente: “a fuerza ni los zapatos entran”.
Luego vino la designación de Raúl Rico González como director del Instituto de Cultura, decisión bien recibida, que podría generar el rescate de una institución en la que se abusó del poder y de los recursos.
CORCHOLATAS:
KRAMER CONTRA KRAMER
Héctor Melesio Cuén echó toda la carne al asador y organizó un gran encuentro de supuestos simpatizantes de las aspiraciones presidenciales de Adán Augusto López Hernández. Supuestos porque se trató de muchos acarreados que igual hubiesen ido sí el apoyo fuese para una corcholata distinta.
Hoy hay otro evento, el que se organiza para Claudia Sheimbaum, con la evidente simpatía del gobernador Rubén Rocha Moya, quien adelantó que invitaría a la gobernadora capitalina a desayunar cabeza de res.
A querer o no, habrá comparación entre ambos actos y por tanto, entre la capacidad de movilización de una y otra partes.
Con ello evidentemente se reabren las hostilidades entre Rocha y Cuén, pues aquel está siendo exigido sin que se reconozca plenamente su condición de jefe político del estado. Por supuesto, Rocha tiene en sus manos la posibilidad de ajustar cuentas, pero debe hacerlo con todo el tacto a que obliga un tema de alcance nacional, como es la ansiada candidatura de Morena a la Presidencia de la República.

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