El biólogo y exrector de la UNAM disertó la conferencia Biodiversidad: crisis global y nacional, en el CCS, en el marco de la Semana Estatal del Conocimiento

Culiacán, Sinaloa. Sin una participación social armada con mejor información y proactiva no se lograrán cambios serios que aminoren y/o detengan el deterioro ambiental antes de que los costos sociales, de dignidad humana y pérdida de bienestar sean inaceptables, advirtió el biólogo, investigador y académico José Sarukhán Kermez.

Al disertar la conferencia Biodiversidad: crisis global y nacional, en el marco inaugural de la Semana Estatal del Conocimiento 2022, el exrector de la UNAM, puntualizó que debido a su evolución cultural, el ser humano es capaz de entender su entorno biológico, físico y social como ninguna otra especie lo ha hecho, a la vez que ha generado la capacidad de alterar profundamente no solo el contexto ambiental del proceso evolutivo, sino incluso está muy cerca de alterar el proceso mismo de la evolución.

Afirmó que la humanidad enfrenta el reto más importante en su existencia: usar el cúmulo de conocimiento e innovación intelectual que posee para cuidar y mantener la salud del planeta, el capital natural y el bienestar humano.

“Los ecosistemas, las especies que están en los ecosistemas y la diversidad genética de esas especies es lo que conocemos como capital natural de un lugar o de todo el planeta, pero lo que nos interesa es el capital natural de una región, en este caso por ejemplo de este país, y lo llamamos capital natural porque es fundamental, tan importante o mucho más importante que cualquier otro capital, el financiero, humano, etc., porque sin ese capital natural no existe nada más, por eso la enorme importancia de conservarlo, de manejarlo sustentablemente, mejorarlo y utilizarlo con inteligencia”, destacó.

En su exposición llevada a cabo en el Centro de Ciencias de Sinaloa y organizada por la Coordinación General para el Fomento a la Investigación Científica e Innovación del Estado de Sinaloa (CONFÍE), señaló que las dos caras de la moneda ambiental son el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad.

El fundador de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), resaltó la biodiversidad que sostiene a México, pues es un centro mundial de domesticación de plantas, proceso mantenido hasta la fecha por pequeños productores; posee una diversa y rica gastronomía reconocida internacionalmente; además de que tiene riqueza de diversidad biológica, conocimiento tradicional vivo, capacidad científica suficiente, todos ellos, elementos básicos para asegurar alimentación saludable, humana y ecológica.

Exhortó a utilizar los patrimonios del país contra la crisis ecológica, como la diversidad biológica a nivel de la diversidad genética de los cultivos y de sus parientes silvestres, que son el mayor reservorio de respuestas al cambio ambiental.

También propuso aprovechar la gran diversidad étnica aún existente y la diversidad cultural que poseen sus integrantes, que mantienen el proceso de evolución bajo domesticación operando en el presente y a quienes se debe incorporar al proceso de asegurar la alimentación del futuro.

Indicó que otro patrimonio contra el deterioro ambiental es el capital humano actual en las ciencias de la biodiversidad, que cubren la genómica, la sistemática, la agronomía y la etnobotánica en las ciencias naturales, hasta las ciencias sociales como la sociología, la economía y la antropología rurales.

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